LONDON HERALD - Gravedad, antigravedad y el viaje espacial

LONDON HERALD

LITTLE GENTLEMEN EDITION

11 de noviembre de 1909


GRAVEDAD, ANTIGRAVEDAD Y EL VIAJE ESPACIAL.

Una explicación de los principios de las leyes naturales adaptada del original de Kristian Järventaus “Gravital Physics” por

HARLAND LEWIS BERGER. (Fundador de Hulskin&Berger Engineering)

 

Introducción

Tras el descubrimiento newtoniano de los principios gravitacionales que rigen el movimiento de los objetos en el universo, durante un tiempo se creyó que poco más podría añadirse a nuestra visión de la realidad.

Esto era completamente erróneo, como pudo verse en 1769, cuando se descubrió una sustancia cuya existencia ya Leonardo da Vinci había augurado en sus conocidas Tablas que regulan la astronavegación: la cavorita.

Lo que de verdad marca la diferencia de esta materia con la inmensa mayoría de los elementos de la naturaleza es que se trata de un mineral que contiene elementos antibáricos, es decir, en los cuales las fuerzas de la gravedad trabajan a la inversa.

En otras palabras, no todo lo que sube, baja. Sino que en ocasiones esto es al revés.


Probaricidad y antibaricidad.

Cualquier niño en edad escolar sabe lo que es la antibaricidad. Se trata de una cualidad de la materia que posee una carga gravitacional opuesta a la de la tierra. Un elemento antibárico será, naturalmente, atraído por la materia con la misma carga, y no por los elementos abáricos o sin carga gravitatoria. Del mismo modo, rechazará los elementos probáricos, esto es: la casi totalidad de la materia existente. El hecho de que apenas ningún elemento del universo sea antibárico de debe a la excepcional inestabilidad de la materia con este tipo de carga gravitatoria.

Las cargas gravitatorias son una parte intrínseca de la naturaleza, es probable que sean algo que se crea con el nacimiento mismo de la materia, y que subyace en el núcleo de todos los cuerpos celestes.


Comportamiento de la materia antibárica.

En la práctica, casi cualquier material antigravitatorio, como la cavorita, no está compuesto en su totalidad por elementos antibáricos, la composición de este mineral incluye algunos elementos probáricos, e incluso abáricos.

Esto tiene lógica, si no estuvieran sujetos por su parcial probaricidad, tenderían a escapar del pozo de gravedad de la tierra, y aún serían menores las probabilidades de encontrar este material en la naturaleza. El 98`5% de la materia de la Tierra es probárica, con pequeñas cantidades de materia abárica y una cantidad completamente marginal de materia antibárica, en su mayor parte en el mineral conocido como cavorita, cuya escasez es más que conocida por todos.

Cuando un elemento de carga totalmente antibárica se libera cerca del campo gravitatorio de un elemento más grande, cae hacia arriba y acelerará al mismo ritmo que caería un elemento de carga progravitacional. De modo que si lanzamos una pelota de materia antibárica en la tierra, volará hacia arriba, acelerando a unos diez metros por segundo. Cuando vuele más lejos, esta aceleración disminuirá, y cuando se aleje de la Tierra, su aceleración se irá acercando a cero pero, naturalmente, no se frenará a menos que sea interceptada por algo. Sin embargo, tal elemento es completamente imposible de encontrar, así que navegamos en el campo de la teoría. La inestabilidad de los elementos antibáricos es tal que no se encuentran en la naturaleza salvo como componentes de algún mineral con ligeras capacidades antibáricas.


Abaricidad

Cuando un objeto es abárico, su carga gravitacional relativa al campo gravitatorio en el que se encuentra, es cercana a cero. En la mayoría de las ocasiones se trata de una mezcla de dos tipos de materia, una de las cuales es de naturaleza repulsora, y la otra de naturaleza atractora al campo gravitatorio del entorno. Teóricamente, un objeto abárico no recibe influencia de ningún campo gravitatorio, si no que volaría a la velocidad a la que fue lanzado, sin verse afectado por los campos gravitatorio de los planetas en sus órbitas o el Sol. Esto es un contraste con los elementos antibáricos, que activamente vuelan lejos de su punto de origen.

En el uso común, la palabra, “abaricidad” es un termino utilizado para definir la cualidad de un objeto que contiene una mezcla de elementos probáricos y antibáricos que actúan como si fueran parte de un objeto uniforme con una masa infinitamente menor a la que le correspondería en la gravedad circundante.

Si en la tierra un elemento contuviera dos sextas partes de materia antibárica, su probaricidad sería mucho menor, y actuaría como un objeto de la misma masa en un ambiente de gravedad inferior, por ejemplo: la Luna.


Aplicaciones

Por supuesto, si se considera el efecto que estas cuestiones pueden tener en un vehículo como puede ser el astronavío común, se observa claramente la importancia de estos compuestos.

Así, la aplicación práctica de la antibaricidad y la abaricidad es un arte en sí misma. Por ejemplo, en ingeniería extraorbital, donde la antibaricidad se utiliza en catapultas orbitales entre la superficie y el espacio. Otro ejemplo es el vuelo de los navíos espaciales o los saltos al subespacio crítico por el cual se realiza el viaje entre galaxias.

Al ser los elementos antibáricos tan inestables, su presencia como partes integrantes de determinados minerales ofrece interesantes oportunidades. Debido a que en el cambio de signo gravitatorio de un elemento se libera una excepcional cantidad de energía, esta puede ser aprovechada a través del ingenioso mecanismo que constituyen los motores antibáricos para su uso como propulsor de los navíos espaciales.

Desde los más pequeños cúteres de la Honourable Moon and Outer Space Company a los astrobuques de combate de la gloriosa Armada Espacial de su Majestad Británica equipados con potentes motores Hulskin&Berger, todos los astronavíos aprovechan la energía de estos procesos para su propulsión.


El subespacio crítico.

Es algo sabido que muchos astrobuques son capaces de viajar a través de las insondables distancias del éter, pero… ¿cómo se llevan a cabo estos viajes?

Como hemos visto antes, el cambio de signo gravitatorio de un elemento produce una cantidad de energía que apenas es mensurable por medios comunes. El control de esta monumental liberación de energía está en la base de estos viajes.

Imaginemos que conseguimos provocar que este cambio no sea repentino y violento, sino gradual y mensurable, esto sólo podría hacerme mediante un avanzado sistema de cálculo de probaricidades y fuerzas magnéticas. Imaginemos también que somos capaces de almacenar toda esa energía en estado puro en un acumulador diseñado a tal efecto, y liberarla a voluntad.

Esto es precisamente lo que hacen los actuales motores antibáricos. Debido a las características avanzadas de estos aparatos, hoy día se puede viajar a través del subespacio crítico con sólo cuatro meses de acumulación energética, superando así los antiguos motores, que requerían períodos de acumulación de hasta dos años.

En el momento de la liberación de esta energía, el astrobuque pasa a encontrarse en lo que en las tablas DaVinci de astronavegación denominan subespacio crítico. Es poco lo que sabemos de este subespacio, y parece que el genio de Vinci se llevó a la tumba todas las respuestas que sobre este particular pudiera tener. Aunque en las películas que podéis ver en vuestros cinematógrafos domésticos aparecen vaporosas espirales flotantes y parpadeantes estrellas, en realidad el subespacio crítico es un lugar en el que no hay nada. Nada más que el enorme vacío interesteral. Asimismo, las posibilidades de encontrar otro astrobuque, son prácticamente nulas, a pesar de lo que la literatura de los señores Salgari, Verne o Kipling os puedan hacer creer.

Tras pasar otro período de acumulación de energía equivalente al de entrada, la introducción de una serie de dígitos (ya prefijados por las tablas DaVinci) en su escalonador de energía hace que la nave entre en el punto del espacio que se haya definido.

Como puede verse, las posibilidades del viaje en el espacio son casi ilimitadas, y sería extraño que en los próximos años no se lleven a cabo nuevos descubrimientos en este campo.

 
 
©Reinos Celtas 2014