Tavistock

1909. Gracias a los milagros de la ciencia la Reina Victoria sigue en el trono del Reino Unido. Desde principios del siglo XIV las naves espaciales cruzan el espacio y las grandes naciones se disputan la supremacía. Desde 1787 y gracias a la cavorita, un revolucionario combustible y material antigravitatorio, los navíos estelares pueden viajar de un extremo a otro del universo conocido en cuestión de meses, lo que ha abierto las puertas de la colonización del espacio.

Sin embargo, no todo es tan sencillo. En la colonia británica de Caprice hace ya meses que se oyen rumores sobre una revuelta, y un numeroso grupo de rebeldes ha decidido empezar a asaltar navíos comerciales de la Honourable Moon and Outer Space Company. Poniendo en jaque el prestigio internacional del Imperio.

Los acontecimientos se precipitaron el 23 de septiembre de 1909. La tripulación del navío rebelde capriciano Falso Profeta se encontraba de permiso cuando los navegantes del Rey Gato, en órbita sobre el planeta, hicieron llegar un mensaje a sus oficiales: La nave mercante Northumbria, de la HMOSC, se ha precipitado sobre el cuadrante Tavistock, en Caprice, y contiene un valioso tesoro: un fragmento de cavorita refinada. Deben hacer todo lo posible por hacerse con él.

Pero no será fácil: también han avistado un desembarco orbital de algunas decenas de soldados de elite británicos, de la fragata Princesa Beatriz, con la misión de recuperar la cavorita a cualquier precio. El choque entre la tripulación capriciana y las tropas de asalto inglesas se conocerá más tarde como la Batalla del Cuadrante Tavistock

La batalla del cuadrante Tavistock marcó el inicio de una revuelta a gran escala en el planeta, que acabó extendiéndose incluso a las bases británicas establecidas en los seis satélites capricianos, así como a la estación espacial rusa Iván IV Vasílievich.

Durante la misma, el contenedor abárico que contenía la cavorita, explotó en circunstancias todavía no aclaradas, provocando una onda expansiva de clase alfa que arrasó varias millas a la redonda. Ninguno de los dos bandos pudo hacerse con el preciado mineral.

Los británicos no recuperaron su material, y los rebeldes no fueron capaces de capturar lo que habría constituido un cambio sustancial de las tácticas capricianas en la revuelta.

Pero en Caprice, la revuelta continúa.

 
 
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