CARTA XXIII

Rosabvrgo. 2 de Septiembre.
     Conmemoración de San Antolín

A Su Reverencia
ARCHIDIÁCONO JUAN
Santa Ciudad de Roma.

Beatísimo Padre, reciba mi más cordial saludo en el Señor Jesús.

Es la intención de la presente exponer de manera simple y ordenada los últimos acontecimientos acaecidos en estas pedregosas tierras.

Todo empezó con Roxburgh, pese a la importancia del primer ataque del rhí Dukevante y los pocos fieles que le siguieron, y a pesar de que dicho ataque fue motivado por las guerras en el Sur, el auténtico desencadenante de todo fue el concilio de clanes que se llevó a cabo en Roxburgh. Aún así, no es importante lo que se dijera o se hiciera en aquel concilio, sino las consecuencias del mismo.

Y las consecuencias fueron de sangre y hierro. Una guerra total contra Siluria, a pesar del cambio de bando del jefe tribal Liam MacCouwghceir. Si no ahondáramos lo suficiente en la cuestión, nos llevaríamos la impresión equivocada de que todo Alba respondió de igual manera a la llamada del rhí de la Alta y la Baja Caledonia. Sin embargo, un análisis más concienzudo tanto de las maniobras militares como de los resultados de las mismas echa abajo esa primera conclusión.

En todo caso, sí existió un lo que podemos llamar un frente unificado. Tal frente se fue disgregando a las pocas semanas en tres frentes de combate bien diferenciados, que aunque no perdieron en ferocidad, si en eficacia. El frente principal, formado por las tropas de Dukevante MacBeni, unidas a las de Edmund MacGalham y el jefe tribal Taroni, combinaba un mando efectivo con una alta capacidad estratégica y un valor inconcebible, lo cual redundó en beneficio de su avance, que se adelantó en varios días al de las demás columnas. A día de hoy, espero todas las mañanas la carta que me comunique que los ejércitos del rhí se encuentran acampados frente al Muro de Adriano. La vanguardia de este ejército se encuentra formada por una pequeña fuerza de exploradores del territorio de Daemonni, bajo el mando combinado de Foth MacDelgen El Viejo y su hijo, y parecen decididos a alcanzar el Vallum Adrianum cuanto antes, sin importar las pérdidas que sufran en su empeño.

La segunda columna, liderada militarmente por Fyllias MacCynawr, es un grupo del que tenemos hoy día pocas noticias. Por lo que sabemos de ellos, se han entregado, fieles a su naturaleza, a una guerra de exterminio. Los pasados intentos de Dukevante MacBeni por contactar y coordinarse con Fyllias recibieron tan solo silencio, acompañados tan solo por los desgarradores testimonios de los escasos supervivientes que llegan a Roxburgh. Apoyados por una fuerte mayoría de guerreros tribales de las tierras altas, muchos de ellos del clan MacTymm, muestran un avance sorprendentemente lento pero comprensible dentro de su acostumbrada táctica de destrucción y saqueo sistemático.Su logística parece asegurada por el viejo guerrero Bruni, mientras que se rumorea que sus rituales se han vuelto cada vez más sangrientos en virtud a una cada vez más enloquecida Tynllen, su druida, que parece haber abandonado las sendas más amables del culto a los falsos dioses de Alba.

La tercera columna apenas puede ser considerada una fuerza de invasión, porque a todos los efectos estamos contemplando una guerra aparte entremezclada con un pulso político. La jefa tribal Llya MacLynnsuwl forma una incómoda alianza con el pueblo de los paganos daneses y unos pocos mercenarios procedentes de Hibernia que se enfrenta al constante acoso de la flota del jefe hebrideano MacCouwghceir. A simple vista, las cáscaras de nuez de las Hébridas, no parecen una fuerza capaz de enfrentarse al poderío marítimo de las Orcadas, pero las maquinaciones del demente príncipe irlandés Angus Ab Nudd han convertido a Liam en comandante de la flota de Hibernia. Estos irlandeses, a pesar de su individualismo y falta de disciplina constituyen un puñal amenazando el flanco de las fuerzas pictas, y mientras tanto, el rey Muirtaich Shanks de Irlanda guarda silencio sobre el particular, aunque se han visto barcos con la insignia del arpa, lo que sólo puede augurar que Hibernia entrará en la guerra, a favor de que bando... es algo que no puedo asegurar.

Por si no fuera poco, y para complicar aún más la situación marítima de Dukevante, los daneses, invitados a esta guerra por Llya MacLynnsuwl empiezan a considerar insuficiente su presencia como meros aliados. Al parecer, el rey Knut de Dinamarca muestra una ambición sin límites, y sólo el feroz temperamento de la jefa orcada ha impedido que pasen de amigos a conquistadores.

En cuanto a los silures, apenas plantearon una resistencia en regla. Los ejércitos tribales del caudillo Gato MacArcher fueron apisonados por la fuerza combinada de los clanes pictos, y actualmente sobreviven diversas bolsas de resistencia desperdigadas por las montanas del oeste y los bosques del centro del país que, dirigidas tanto por el Gato como por el caudillo conocido como el Viudo de Roxburgh, constituyen una amenaza permanente para las partidas de suministros poco escoltadas o los cuerpos de ejército de pequeño tamaño. Aún queda, sin embargo, una parte de Siluria que podríamos considerar una amenaza de envergadura, aquellos que resisten en asentamientos costeros protegidos por la flota hebrideana, haciendo realidad el dicho el enemigo de mi enemigo es mi amigo. Los silures y los piratas isleños combatiendo juntos es algo que mis ojos nunca esperaron llegar a ver. Los MacBreoghamm de Ailiden han debido quedarse en sus tierras de Creones, para protegerla de los constantes ataques de las cercanas Hébridas, con lo cual su apoyo en esta guerra es poco más que testimonial.

Debo dejar de escribir, no sin antes compartir lo poco que se de la situación en el sur. Los francos dominan la isla de horizonte a horizonte, o al menos eso declaran los testigos, pero en las montañas del oeste de Leonís las voces francas no son sólo de victoria, y se habla de combates entre facciones francas… ¿Qué estará pasando en Rheged? Mi interés por el avance de Dukevante se debe a esta incertidumbre por el destino incierto de los reinos del sur. También se oyen rumores sobre una rebelión en Powys, donde se dice que los clanes de Norgales han proclamado un nuevo Pendragón. ¿Hay algo de cierto en esto?

Cuanto antes lleguemos al Muro de Adriano, antes obtendremos respuestas. Mientras tanto, deberemos esperar.

Que Dios os guarde,

Jean Baptiste Henri Lacordaire

 
 
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