Siluria: Leyes

En Siluria no hay leyes escritas. Se sigue un código de honor tradicional, y las traiciones a éste son castigadas como se crea conveniente por el cabecilla de cada clan.

Sin embargo, hay unas pautas que suelen seguirse por la mayoría de clanes a la hora de impartir justicia. Para lo demás, se suelen aplicar la Ley del Talión: a un traidor se le corta la cabeza, a un ladrón se le cortan las manos...

Algunas de las más graves acusaciones en Siluria son las siguientes.

Traición a Siluria: Esto engloba a los desertores, a los traidores mayores, a aquellos comprados por otras naciones, a los que abren las puertas al enemigo, a los que dan deliberadamente falsa información al caudillo o a aquellos que causan daño al pueblo de Siluria. Suele castigarse con la muerte. Debido a la naturaleza fragmentada de los Silurios, este crimen es muy discutible según quien lo juzgue empleándose como artimaña política para cazar a opositores de otros clanes.

Traición al caudillo de Siluria: Se considera traición a Siluria. En casos más leves o personales, que no tengan repercusiones en Siluria, puede castigarse sólo con la mutilación o la expulsión de Siluria. Negarse a obedecer una orden explícita del caudillo en una situación normal no es traición, sino rebeldía, y no constituye traición.

El caudillo puede ser retado en cualquier momento por cualquier guerrero si no es considerado digno de su puesto, pero éste ha de argumentarlo ante los druidas silurios. Si éstos creen que el retador puede tener buenos motivos, permiten el duelo, y el caudillo está obligado a aceptarlo.

En este tipo de combates no hay normas. Antes del combate se determina si es a primera sangre, a inconsciencia o a muerte. Normalmente gana el que haga caer sin sentido a su oponente, pero raras veces se remata, pues es símbolo de crueldad y falta de respeto al que hasta ahora había sido caudillo.

Si el caudillo vence, el retador se retirará y probablemente será humillado en público.

Si el retador vence, es propuesto como nuevo caudillo, y los druidas debaten con los líderes de los principales clanes y se reúnen en consejo, tras el cual dan el beneplácito o niegan el puesto al aludido. Cualquier líder de clan puede oponerse, caso en el que probablemente tendría lugar un nuevo duelo.

Traición al propio clan: La desobediencia al líder de clan o el engaño o traición a los hermanos de clan suele castigarse con la expulsión del mismo, la humillación pública o la amputación de un miembro, dependiendo del grado del delito.

Deshonra pública: Suele arreglarse con un duelo entre los implicados, o si el líder lo considera, la humillación pública de ser reprendidas ambas partes.

Deshonra a la familia ajena: La violación o daños a la mujer del prójimo o la humillación o daños a los hijos ajenos suele ser castigada con la resolución que tomen los líderes de los clanes implicados. Normalmente el pago de unas tierras o bienes, o la mutilación de un miembro. En casos de violación, si los hechos han podido ser demostrados se suele casar a la fuerza a los implicados si están solteros o viudos, pero si no lo están, o si el agravio ha sido mayor, se le permite a la mujer decidir la pena. La condena más común suele ser despeñar al violador.

Robo / Fraude: Como en el caso anterior, suele arreglarse con el pago de tierras o bienes, de valor cinco veces superior a lo robado, o se marca al ladrón-timador con fuego candente en un lugar visible. Hay clanes, además, que expulsan a aquellos miembros que han sido culpados de robo.

 
 
 
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