Todo empieza con un susurro

Todo empieza con un susurro.

Observa, esta es nuestra tierra, nuestro mundo.

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En la época antigua era una realidad amorfa y cubierta en nieblas, una tierra de riscos grises, árboles gigantescos y dragones eternamente silenciosos.

Pero entonces, llegó la magia, y con ella el libre albredío, y las fuerzas que definen el mundo.

Calor y Frío.

Vida y Muerte.

Luz y Oscuridad.

Invierno y Verano.

Entonces, ellos surgieron, de la misma oscuridad. Altos Señores nacieron de la misma magia que entraba a borbotones en el mundo.

Los Poderes.

Y del Caos de los Poderes, de su inminente conflicto, nacieron los Reyes, para gobernar unas tierras cada vez más extrañas, en las que la magia fluía cómo un torrente.

Recuerda los nombres de los reyes, los vivos y los muertos. ¿Quién sabe qué pasa por sus mentes, vivas como llamaradas?

El primero de ellos, Oberón, Rey del Verano, de incomprensibles humores.

Y de la Primavera, Titania, que gobierna en lo que medra y crece.

La Vieja Yaga,  señora de las Estepas y la magia de los muertos.

Diana la Luminosa, Heredera de Ellyn, que reina en las llanuras y los suaves bosques.

En las colinas de piedra, se sienta el Rey Cuervo, ducho en la magia, usurpador del trono de Gerión.

Y en las altas montañas, Albericht de la Tormenta.

Las aguas hoy sólo reconocen un señor, Brandán, rey de la Atlántida.

En los laberintos y cuevas, gobierna Jareth, el Rey Goblin.

Y entre las sombras de las eternas copas, los profundos bosques son de Nudd. Del Otoño.

Y del Invierno nadie habla.

Nadie habla del Invierno porque recordamos a los muertos, nadie habla porque su nombre atrae la mirada de las criaturas que habitan en los resquicios del mundo, a una sombra de distancia.

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Nadie habla del Invierno, porque tememos a los Dioses.



 
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