Las Cortes: El Salvaje Bosque

Si en el camino escuchas el ulular del viento hacerse cada vez más fuerte, y en la distancia se acumulan nubes negras, lo mejor será que corras a buscar cobijo. Así que huye. Vuelve corriendo a tu casa o, si no encuentras ningún refugio, arrójate al suelo y no levantes la cabeza oigas lo que oigas. Tal vez eso que se acerca con el viento no sean más que nubes de lluvia. Tal vez.

Pero tal vez sea el eco de lejanos gritos, quizá se dirige a tu encuentro la Cacería Salvaje. Y si dejas que te alcancen verás que lo que habías tomado por nubes en realidad es una hueste de cazadores en pos de su presa. ¿No te había dicho que no levantases la cabeza?

Con las brumas de las últimas horas de oscuridad se entretejen los sangrientos haces luminosos del amanecer. Y mientras las incautas presas se desperezan, los depredadores afianzan su posición para dar el salto final sobre el cuello, que está a punto de rebosar la cálida y dulce sangre que sabe a néctar de los dioses. Una miríada de sentidos en un paraíso de contradicciones, de engaños y fantasías, pero siempre habrá uno que jamás falla. El instinto.

El ciclo vuelve a comenzar y con el nuevo año los brotes toman nuevas fuerzas para llegar lo más alto posible, para ganar la carrera de la supervivencia. Un bosque de otoño tan oscuro que las estrellas en el cielo temen incluso tocar con su luz sus tenebrosas profundidades.

Llega el momento de que las máscaras se tornen agradables, en que los cumplidos den algo de paz a los corazones incautos y las promesas vacías sean pronunciadas.

Con el sonido del cuerno, los miembros de la Cacería Salvaje se lanzan a través de los campos y los bosques, recorriendo ríos, villas y pueblos de forma incesante. Nada ni nadie puede detenerlos. Incluso aunque sus cuerpos caigan exhaustos, los espíritus se levantan para continuar con la cacería, persiguiendo a la presa hasta que llega el extático momento en el que colmillo y sangre se tornan protagonistas de un cuento eternamente repetido.

Un cuento de sudor, saliva y rojo néctar, sobre el que gobierna en trono de raíces el señor de la Cacería Salvaje, el aspecto más elemental de la naturaleza. La Muerte que conduce a la Resurrección. El Astado. El Cantor de la Espesura.

Mientras que Madre tiene poder sobre la vida, son los depredadores los que gobiernan sobre la muerte. Recuerda, cualquiera puede segar una vida, pero solo los mejores cazadores pueden entregar el más valioso de todos los dones.

Una buena muerte.

 

salvaje_bosque

 
©Reinos Celtas 2015