Secretos

El escenario de la batalla a pesar del tiempo seguía siendo dominio de la muerte.

Había miles de calaveras y huesos rotos de alas aplastadas y quebradas, armaduras, cascos y espadas que empezaban a oxidarse por las inclemencias del tiempo.

Este no es un lugar para los vivos

La batalla debió ser cruenta. La mayoría de los cadáveres son de ángeles dorados. Incluso muertos son hermosos, el tiempo y el aire, secando y corrompiendo, no alcanzan a desvanecer la belleza de sus perfectas facciones. El otro ejército los había cogido por sorpresa o les había tendido una emboscada.

Sí, debió de ser lo último, los emboscaron. No estamos en un campo de batalla. Estamos en un claro de un bosque. Este lugar parece ser el lugar idóneo para un templo. Hay ruinas de construcciones.

Me acerco a comprobar las armas empleadas. Son armas de la Horda Dorada.

Algo atrae mi mirada en este instante. Un halcón se cruza ante mis ojos y después de avanzar volando unos metros se posa sobre el pomo de una espada clavada en el suelo.

Es una señal. Me dirijo hacia el lugar. Es una espada atlante. La Marea de Brandán intervino en la batalla. Seguramente fueron los atlantes quienes atacaron. ¿A qué se debe que haya solo una espada, perdida, olvidada? ¿Qué puede significar esto?

Han borrado las huellas de su batalla. No han querido que se sepa.

Eso es. Pero… ¿Por qué?

 

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