Los Celtas

Los celtas tienen un aspecto que llama la atención. Es sabido su gusto por el pelo largo, la barba y, entre la aristocracia, los largos bigotes. Se peinan los pelos de punta para aumentar su fiereza en el campo de batalla cuando no portan casco. Los habitantes de las islas llaman la atención por sus tatuajes azules por todo el cuerpo.

Visten de formas pintorescas pero con telas de gran calidad. Se interesan en impresionar a sus congéneres y alarmar a sus enemigos.

Las prendas más habituales son las túnicas cortas o camisas de manga larga (1), los bracae o pantalones largos sujetos al tobillo (5) y el cinturón (2). Las ropas se confeccionan con lanas o hilo, cuyos colores más habituales eran los rojizos (extraídos de las raíces de la planta Rubia tinctorum), amarillos (obtenidos de la Reseda lutea) y azules (logrado a partir de la fermentación de las hojas de las Isatis tinctoria). Los nobles tienen algunas prendas de sedas y de llamativos colores, con hilos dorados y bordados.

Los mantos o saga (3) son una prenda habitual. Se fabrican con la lana de oveja y con decoraciones de cuadros muy habitualmente. Los broches o fíbulas de hierro o bronce se emplean para sujetar los mantos a la altura del hombro.   A parte de las fíbulas, uno de los objetos más típicos de orfebrería celta es el torques, un regalo entre los guerreros que se usa para protegerse de los espíritus; se trata de collares de oro, plata u otros metales, bastante pesados que es un símbolo de poder entre dioses y humanos.

El resto de elementos de la panoplia militar son el escudo oval (4), la espada llamada de antenas por el remate de la empuñadura y el casco, que veremos más detenidamente en el apartado de armamento.


Las mujeres en el mundo celta

Las mujeres celtas no reciben un tratamiento de igualdad plena, aunque en comparación con otros pueblos, gozan de una libertad de acción, e incluso poder, considerable.

Las mujeres gozan, en contadas ocasiones, de un importante papel en la política, así como en el mundo del sacerdocio y en el militar.

En cuanto a su atuendo, acostumbran a vestir túnicas largas del estilo al peplum romano (1) sujetas con un cinturón y sobre ellos un manto o sagum sobre los hombros (2). El peplum consiste, básicamente, en dos piezas rectangulares, unidas en un extremo, y, sostenidas por encima de los hombros por dos fíbulas, que en ocasiones se unían con una cadena ornamental de hierro. También existían otro tipo de prendas como las faldas anchas de cuadros que se enrollaban a la cintura. Las faldas enseñan el tobillo para evitar el contacto con el barro.

Al igual que los hombres, las mujeres llevan todo tipo de joyería. Combinan broches o fíbulas con collares de cuentas, brazaletes, pulseras de tobillo, torques…

Las mujeres celtas se dejan el pelo largo, sujeto con agujas en moños. Las nobles, al igual que los hombres, cuidan mucho su aspecto y suelen ir maquilladas. La piel debe ser pálida para demostrar que no trabajan al sol. Labios y mejillas se enrojecen con el jugo de bayas y se aplica color en los párpados. En ocasiones las uñas se tiñen de la misma manera.

 

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