Leonís: Historia Reciente

Crónicas de Excalibur 2003: El día del Cuervo

En Avalon acampan en dos grandes ubicaciones separadas los reinos integrantes de Rewyd y Dumnonia. A pesar de que los cornovios comienzan con Dumnonia, pronto cambian su campamento a Rewyd, después de las suspicacias que ello despertó.

 

Las negociaciones entre los reyes druídicos son claras. Sólo se aceptará un rey druídico. Pero hay tensión entre Leonís y Cornovia por las minas. Tanto silurios como Sajones parecen muy distantes e indiferentes a la decisión de la elección del nuevo soberano.

Los silurios, además, pretenden mostrar su posición de distanciamiento, acampando fuera del campamento de Rewyd.

 

 

Entonces aparece algo que causa temor. Edward, hijo de Mordred, nieto de Arturo. Será como su abuelo? O como su padre?
Acciones como robar un anillo elector e intentar boicotear la elección no dejan duda a los reyes druídicos. Además, un atajo de ladrones y asesinos son su entorno.

 

Es encontrada una carta a Tiberius Cane, firmada por Bethar, el hijo de Gaheris. Esto abre los ojos al soberano, que lo excomulga, y hace matar a su consejera, Jade, que había sido tildada de bruja.

Cuentan los rumores que Bethar fue muerto por los guerreros de Gwynedd y no por los orcos.

Los campamentos son hostigados continuamente por los orcos, y al fin se puede celebrar reunión entre todos los reyes. Pero ni Dumnonia ni Rewyd da su brazo a torcer. La religión les separa. Las negociaciones sobre quien es el soberano son interminables.

Además, hay una escasez extrema de recursos. Y los mosquitos de Avalon son como demonios, infectando y matando durante la noche. Es necesaria comida y madera para llegar al día del cuervo. Los reinos tienen roces terribles, y casi una guerra es declarada por culpa de ello.

Rewyd exige repartir recursos a Dumnonia, y su rey, Lorilaar, se ve en la tesitura de ofrecer parte de los recursos o provocar una guerra entre Dumnonia y Rewyd.

Al final accede a dar recursos, pero ello provoca un enorme malestar dentro del pueblo cristiano, que ven como algunos de los suyos mueren por culpa de esa cesión de recursos. Casi estalla una guerra civil.

Además, Lorilaar no es nada bien visto dentro del reino de Dumnonia, con sus decisiones autocráticas. El pueblo no se siente escuchado. Lorilaar recibe 2 intentos de asesinato, uno provocado por una traición de una noble Dumnonia.

Llega el siguiente día y  los druidas consiguen rejuvenecer, mediante un poderoso conjuro, a Gaheris, y siendo su opinión la más moderada, y el único caballero de la tabla redonda, dumnonia accede a que él sea el rey, previo pacto de casarse con una mujer cristiana.

Todos los reinos concuerdan, excepto los silurios y Edward Pendragón, que al final accede ante la presión del resto de reinos. Era necesaria la opinión unánime de todos los portadores de los anillos electores.

Poco después de sacar la espada, Gaheris es muerto debido al ataque de un gran demonio invocado por Tiberius.

Pero es resucitado al poco tiempo por la abadesa, y al volver al mundo de los vivos proclama que ha visto a Dios y sabe que la religión verdadera es la cristiana.

Esto provoca el absoluto rechazo de los druidas de toda Britannia, y de Gwynedd en concreto. Boroban ya odiaba a Gaheris por el hecho de estar ciego respecto a su hijo, ahora se ha convertido casi en su peor enemigo. Para Boroban, las palabras de los Druidas son palabra de Dios. O eso quiere aparentar. Realmente hace lo que le viene en gana, matizando las palabras de sus consejeros druídicos.

Aldwyn, el rey de Powys es declarado senescal, uniendo estos dos reinos en estrecha alianza.

Varios reyes murieron en Avalon. Garwen, rey de los silurios, murió tras múltiples batallas. Sus hombres se desangraron contra los orcos. Aunque bien es cierto que se les ofreció cobijo y no lo aceptaron. Así es el camino de los silurios. Tzokak es declarado cabecilla silurio.

Voltar, cabecilla sajón, cuya cabeza era más testadura que cien mulas, descubrió que estaba siendo hechizado por Tiberius. Al final se liberó el embrujo y cedió su anillo elector. Fue muerto en la última embestida orca.

Ningún sajón sobrevivió. Y como ellos muchos otros, gente que dio la vida allá en Avalon, por sus reyes, por sus creencias, por aquellos que amaban.

A pesar de que los reinos volvían a estar unidos, era tan sólo en apariencia. Los druidas se veían ultrajados por la conversión de Gaheris, máxime cuando ellos le habían dado la juventud.

 

Sin embargo, la conversión fue recibida con alabanza y regocijo en el sur, donde los cristianos veían este golpe de suerte como un signo de cambio.



Crónicas de Excalibur 2004: La Ciudadela del Mal

Poco tiempo tuvieron de regocijo, puesto que apenas saliendo de Avalon, un ataque implacable surgió de Pictland. Millares de orcos, pictos y criaturas horrendas surgieron de más allá de la muralla de Antonio Pío.

 

Muchos silurios son muertos, pero otros muchos logran cobijarse tras las murallas de Leonis. Con una rabia inmensa, impotentes, destrozados, ven como Siluria está en llamas, arrasada y muchos de sus familiares muertos.

En Leonis se planta la defensa, en la que sólo están Powys, silurios y los ejércitos leoninos. Britannia está segmentada, y no ha acudido a la ayuda.

El ataque de los orcos es devastador, y ponen asedio a las murallas de Adriano. La esperanza es negra, y los orcos cavan trincheras... en una embestida brutal, logran romperla y su ataque es fulminante.

Pero entonces se revela el secreto. Boroban y los cristianos acuden en ayuda. Había sido una estratagema de los reyes, haciendo creer a Tiberius que estaban desunidos. Y Tiberius mordió el anzuelo. Su ejército, que se vertía en los huecos de la muralla, era eliminado por las tropas de los reinos más las máquinas de guerra de los dumnonios.

Los caballeros de cristo habían desembarcado más allá y junto con muchos guerreros de Gwynedd lograron destrozar la retaguardia de los ejércitos enemigos.

Britannia volvía a estar unida.

Los ejércitos aliados fueron recuperando terreno, Siluria, aunque quemada y marchita, volvía a ser libre. Sus ciudadanos tenían una gran labor por delante.

Y así los ejércitos llegaron a Pictland. Destrozando los campamentos pictos y de orcos que encontraban a su paso. Estaba siendo demasiado fácil... La batalla final estaba cerca. Llegaron a su objetivo. La fortaleza de Tiberius.

 

Comenzaron el sitio a la fortaleza de Tiberius. Pero era inexpugnable, magia y roca formaban una barrera infranqueable. Cada día eran menos los recursos de los que se podían abastecer los ejércitos. Cada vez más muertes... y no se avanzaba. 

Fue entonces, cuando la esperanza comenzaba a ser más oscura, Sarkanor, el lugarteniente de Tiberius, entró en escena.
Mediante artes arcanas logró salir del castillo, y convocó a Edward, Boroban y Gaheris.

Sarkanor ofreció traicionar a su maestro Tiberius, abriendo las puertas de la ciudadela. A cambio, pedía un año de amnistía, quedar bajo la protección de los 3 reyes.

Sarkanor cumplió su promesa, y abrió las puertas de la ciudadela permitiendo pasar a los ejércitos, que arrasaron al enemigo desde dentro.

Pero una torre permanecía intocada. Poderosos conjuros la protegían. Y una oleada interminable de orcos comenzaba a atacar desde fuera de las murallas.

 

 

Los asediadores ahora eran asediados. 

Así comenzó "La Ciudadela del Mal", con tan sólo jirones del ejercito inicial que dio caza a los orcos, cada vez más reducidos y hambrientos, con disidencias internas, pero unidos frente a Sarkanor y Tiberius.
Para colmo de males, los nigromantes andaban a su antojo entre los britanos, estando bajo la protección de los reyes. 

Los reyes decidieron unir esfuerzos, para que nadie muriera de hambre. Todos los reinos ofrecerían sus recursos recolectados a Aldwyn, el senescal, que velaría por la custodia y la repartición de los bienes.
Pero las palabras se las lleva el viento, y casi todos los reinos comenzaron a acopiarse de recursos para ellos mismos, apenas ofreciendo nada al pote común. Los cristianos no se fiaban de los celtas, y al revés. Las arcas estaban vacías y ello provocaba grandes riñas y disputas. 

Los ataques orcos eran incesantes. desde varios flancos. Las bajas, cada vez más numerosas.
Tzozak no pudo contener su ira, y mató a uno de los nigromantes. Tuvo que ser ajusticiado en la plaza, a manos de Boroban. Pero entonces los silurios que le apoyaban saltaron a atacar a sus propios compañeros... y fueron reducidos. 
La tensión era enorme.

Disputas saltaron entre reinos y reyes, entre caballeros de diferentes facciones... se acusó a un Gwyneddino de comer a un silurio... en la discusión casi muere Boroban. y los orcos y demonios atacaban, y asediaban. 
Una enorme brecha debía de ser sellada, pero para ello necesitaban de la unión de las dos religiones. Y por un bien común se unieron y no se odiaron. Y santificaron el Cáliz. Y curaron el Árbol Sagrado que tenía la daga endemoniada. 

El clan McArcher se reveló en Siluria como seguidores de los cristianos. Siluria, un pueblo de tradiciones celtas que hasta ahora había perseguido y matado a cuanto cristiano se acercaba, miraba atónita tal aparición, eran varios que seguían al Dios de la cruz en Siluria. 

Andross, el fiel consejero y hechicero de Aldwyn, reveló entonces su traición, asesinando a su rey y extirpándole la vida.
Más caos cayó sobre la fortaleza, se derramó sangre inocente... se abrieron viejas heridas. 

Pero Boroban necesitaba saber si los druidas apoyaban a Gaheris. Si no lo hacían, negaría su aprobación al rey. Y el consejo se abstuvo, y Boroban decidió que Gaheris no era persona grata. Entonces se alió con Abder y con Hannah, reina de Powys (que odiaba a Gaheris), para formar una nueva Rewydd y negaron su respaldo a Gaheris.



Crónicas de Excalibur 2006: La llamada del Bretwalda

Sir Malric de Powys se reveló en contra de Hannah. Ella quería romper con las ideas de su marido, que velaba por una tierra de unión entre reinos. Así que Hannah le declaró la guerra, y le atacó junto con tropas de Gwynedd. Pero Edward, salió en su ayuda y juntos derrotaron al ejército atacante.

Por otro lado, los sajones han enviado ejércitos a conquistar provincias de Gwynedd, en respuesta al trato recibido por sus enviados, que estaban bajo la protección de Gwynedd y fueron todos muertos. Esto crea una afrenta entre ambos reinos.

La llamada del Bretwalda fue convocada por Gaheris para ratificar su posición como Rey de toda Britania. Tras los hechos acaecidos en el día del cuervo, los integrantes de la antigua Rewyd, liderados por Boroban, dieron la espalda al Bretwalda electo, respaldándose en que ese Gaheris no era el Gaheris que habían apoyado en su momento.

Así pues, fueron llamados todos los reyes, y se propuso someter a votación, mediante la cual cada uno de los gobernantes de provincia elegiría a uno u otro Rey.

Nuevas inquietantes llegaban. Tras la derrota de Tiberius, nuevas amenazas habían aparecido en Britania. Los barcos de las cruzadas estaban ya zarpando. El Papa no toleraba la manera de hacer de los sacerdotes de la isla, viéndolos como paganos y herejes, y había decidido cortar por lo sano, enviando una cruzada contra Britania.

Pero también habían llegado nuevas de los sajones. Los Vingaard estaban en la costa. Habían desembarcado en diversos frentes y arrasado algunas villas. Utilizaban los ríos para llegar a cualquier punto de Britania, y eran una seria amenaza.

Los silurios, tras el efímero liderazgo de Bors, resurgieron en su fe druídica, anunciándola como la común para la mayoría de su pueblo. Aquel día el líder cristiano de los silurios fue envenenado y muerto.

Se presentó ante Gaheris y su consejo una enviada de Irlanda, para unir lazos entre ambos territorios frente a ataques externos. Ésta se unió a la corte de Leonis y ayudó eficazmente a la corte en sus tareas.

El Señor del Muro, Lord Ceferwuic, anunció la precaria situación que se mantenía allí, la falta de hombres y de suministros estaban acabando con el mismo. Sus ruegos fueron escuchados, decidiéndose aumentar las tropas y suministros al Muro.

La tensión interna de Powys se resolvió con la abdicación de Sir Malric de sus tierras y propiedades. Éste lo hizo para aplacar una revuelta que terminaría con mucha sangre en Powys, manteniéndose sir Jasperre al margen. Los partidarios de Hannah salieron ganando.

Dentro del Reino de Leonis, surgía la desconfianza entre los McBridge y el Lord del Muro, situación que se solucionó por la mediación de Sir Edwin.

Fue descubierto un complot de contrabando de esclavos, urdido por el gobernante de la región, que fue encarcelado, junto con sus compinches. Ellos utilizaban a los esclavos para extraer minerales y oro de unas minas cercanas. Todos escaparon de la cárcel aprovechando la confusión por los continuos ataques que sucedían en el pueblo.

Estos ataques fueron llevados a cabo por esclavos liberados, y por sajones que asediaban la ciudad.

Los ataques fueron repelidos eficazmente por las tropas de Lanceros de Fuego, Guardia Real de Leonis y ejército del mismo, ayudado por tropas de otros reinos.

Un maldición cayó sobre tres diferentes paladines de Britannia, Edwin de Leonis, Brann (el paladín de Boroban), y el paladín de la Abadesa. Éstos deseaban darse muerte el uno al otro, tan sólo uno de ellos podría salir con vida mientras portaban una pulsera maldita que no podía ser extraída de ningún modo. El sacerdote de la abadesa urdió un plan para salvar la mano del suyo, cortando las manos a traición de los otros dos, y huyendo tras este plan. El enfado de Boroban no podía ser más grande, y solicitó la mano de la abadesa por la afrenta realizada a su hijo. El paladín de la abadesa dio su mano a cambio, logrando aplacar la ira de Boroban.

Gaheris anunció que se desposaría con la reina de Dumnonia, e hija del rey de Francia. Este anuncio no agradó a muchos, dado que no era una manera de aunar la parte druídica del reino.

Se tomó la decisión de crear una tabla redonda que aglutinara caballeros de cada uno de los territorios. Los puestos vacantes serían extraídos de los mejores guerreros de Leonis, aquellos que salieran victoriosos del torneo, serían elegidos para la tabla redonda. Los mejores y más valerosos hombres de todas las naciones estuvieron presentes, siendo por parte de Leonis: Sir Hagan, y Lord Ceferwuic. Los ganadores fueron por un lado un miembro de Gwynedd, y un sencillo ayudante de herrero, procedente de Leonis y que nadie conocía. A pesar de ganar el torneo, el miembro de Gwynedd declaró que no estaba interesado en el puesto en la tabla redonda, puesto que su gente era nómada y partiría de inmediato.

Por parte de Leonis Sir Edwin fue el elegido para pertenecer a la tabla redonda. Hagan fue designado para ascender al puesto de capitán de la Guardia Real.

Las relaciones con los enviados papales eran cada vez más tensas, y desembocaron en tragedia. Los enviados papales amenazaron de excomunión a la abadesa, tildándola de hechicera y pagana. El resultado no pudo ser otro que el enfrentamiento entre ambas, saliendo perdiendo de mucho la enviada papal y complicando las cosas aún más frente a Roma.

Las votaciones no fueron como nadie esperaba. Estuvieron reñidas hasta límites insospechados, votando como era de esperar a Boroban toda Cornovia, Gwynedd, la mayor parte de Siluria, y casi toda Powys. Los sajones, pese haber dicho que votarían a Gaheris, lo hicieron por Boroban. A Gaheris le votó Leonis, Dumnonia, Caballeros de cristo, y reductos de Siluria y Powys.

Al final con el último voto de Siluria, el resultado fue de empate.

Gaheris y Boroban decidieron entonces solucionar de una vez por todas los enfrentamientos entre ellos, haciendo un duelo a muerte. La tensión fue tremenda y el combate encarnizado e igualado, saliendo victorioso Gaheris.

Murió Boroban ap Bors, caía un gran rey de Gwynedd.

 

 
 
©Reinos Celtas 2014